Hagamos viables las pensiones (III)

3ª Idea: Convertir las pensiones no contributivas en prestaciones sociales en especie a través de ONG’s y las administraciones.

 

Uno de los aspectos más controvertidos de las llamadas «ayudas» sociales es su carácter desincentivador de la actividad económica. Según esta visión liberal, muchas personas renuncian a ejercer una actividad profesional o peor aún realizan actividades en economía sumergida para poder ser beneficiarios de este tipo de ayudas.

Por el contrario, desde una perspectiva social demócrata se arguye el ejemplo de la extrema marginación de importantes capas de la sociedad estadounidense por culpa de la ausencia de este tipo de protección social.

Yo creo que se podría intentar un modelo intermedio, en el que se impide la marginación pero no a cambio de dinero sino a cambio de proveer directamente vivienda, vestido, alimentacion, energía y transporte a todas las personas que no dispongan de rentas suficientes. La administración de estas prestaciones se podría encargar a los ayuntamientos, a las comunidades y al estado, bien directamente o bien a través de ONG’s.

Se podría regular el aspecto desincentivador de estas ayudas mediante la exigencia de prestaciones de trabajo social o mediante justificaciones sanitarias, sociales o de edad de modo que fuera poco atractivo para un adulto sano acogerse a este tipo de prestaciones y ello le incentivara a salir cuanto antes de esa situación.

La ventaja de un sistema así, sería que podría aspirar a ser universal, decidiéndose mediante las elecciones a través de los programas de los partidos la calidad y extensión de esas prestaciones así como su financiación.

Este sistema liberaría a la Seguridad Social de la obligación de detraer recursos financieros para destinarlos a financiar las pensiones contributivas.

En este sistema se podrían integrar sistemas parciales que hoy funcionan satisfactoriamente y otros que se podrían añadir. Por ejemplo, los bancos de alimentos, los centros de acogida de inmigrantes, las actividades subvencionadas de Caritas, la Cruz Roja… Los servicios sociales de los ayuntamientos y comunidades….

También se podrían aportar mecanismos para abastecer de alojamientos a base de utilizar los stocks de vivienda no utilizada. En Alemania al parecer, los ayuntamientos tienen derecho de tanteo cuando una transacción inmobiliaria se produce por debajo de precios de mercado. De este modo se desincentiva la declaración de precios de compraventa falsos y se nutren las empresas municipales de vivienda. También se podría permitir el pago de deudas fiscales, multas e impuestos con inmuebles.

En resumen, puedo perfectamente imaginar una sociedad en la que el riesgo de exclusión queda reducido a nada o al menos limitado a aquellas personas que libremente elijan no recibir ningún tipo de ayuda del estado y prefieran vivir en la marginalidad. También esta libertad merece ser respetada si es una opción libre.

 

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